UNA COLECCIÓN DE LIBROS PARA CONOCER SUS RAZONES
LA CASA DEL BARRIO
Cuando le preguntábamos al señor Barrendero, Don Tasio, si en alguna ocasión había encontrado algo de valor durante su tarea de limpiar las calles, el siempre contestaba: Mejor no complicarse la vida, a jugar y a lo vuestro. Hablábamos más con Don Tasio que con nuestros padres, por eso sabíamos cosas que en nuestra casa se nos ocultaban.
Nos contó que una vez encontró un paquete lleno de dinero que entregó a la policía. Seguro que la policía se lo repartió, decía Luis, el hijo del banquero, pero porque pensaba en su hucha de cerdito llena de monedas que planeaba abrir cuando cumpliera 14 años con la idea de comprarse una cajetilla de tabaco. Luis fue el último que desapareció en La Casa.
Claro que nosotros queríamos que Don Tasio, aunque fuera inventado, nos hablase de algún cadáver tirado entre los cubos de algún callejón. El barrio, que estaba a medio hacer, parecía un laberinto de tapias y callejones tan parecido a los que salían en las películas que veíamos en los domingos por la tarde, que a veces nos parecía reconocer, en la pantalla, nuestro barrio por donde Jak o Cesare o el Doctor Mabuse cometían sus crímenes.
La Casa era como las demás, un bloque de casas bajas con un patio escaso. Pero La Casa tenía todas sus ventanas y puertas cerradas con cemento y ladrillos. El Rubio trajo un día un martillo de zapatero del taller de su padre por ver si abríamos algún agujero que permitiera fisgar en su interior. Rompimos el mango sin conseguir nuestro propósito y al Rubio le partió su padre la cara y le redujo la propina del domingo a la mitad. Pero conseguimos, por fin, una extraña confesión de Don Tasio: Dejad esa maldita casa que me puso en donde estoy.
Sería inútil relatar el confuso proceso por el que llegamos a saber el secreto de La Casa, pero si os interesa, aunque asustado aún cuando lo recuerdo, puedo enfrentaros al horror que vivimos…
Después de contaros el extraño caso de la Casa del Barrio: https://www.dailymotion.com/video/x8lg758